Ubicada en el Club de Campo Everlinks en Luján, Buenos Aires, la vivienda emerge como un testimonio de la pureza material y la sofisticación funcional. La premisa fundamental del proyecto fue la celebración de los materiales en su estado más auténtico: ladrillo, hormigón, vidrio y acero se entrelazan con la luz natural en una composición que refleja tanto robustez como elegancia.

La estructura principal, de hormigón armado, se encuentra embebida en una envoltura de muros dobles de ladrillo, que no solo definen su carácter estético, sino que también optimizan el rendimiento térmico. El ladrillo común, expuesto en su forma más rústica en la fachada, contrasta con el ladrillo hueco revocado en el interior. Esta dualidad crea una cámara de aire que actúa como aislante térmico, mejorando las condiciones ambientales y aportando una sensación de confort a los espacios interiores manteniendo la frescura en el calor del verano y la calidez en el invierno.

La vivienda se despliega en un solo nivel, promoviendo la fluidez entre el interior y el exterior. La organización espacial está magistralmente segmentada en áreas públicas y privadas, facilitada por un patio interno que actúa como el núcleo organizador del plan.

 El área pública se manifiesta en un amplio espacio que alberga el living, comedor, cocina y una extensa galería, todos conectados visualmente y físicamente con el paisaje circundante, permitiendo que la luz del sol inunde estos espacios, creando una atmósfera que varía durante el transcurso del día gracias a los juegos de luces y sombras. 

En contraste, el área privada se reserva para el descanso, con un dormitorio principal con baño en suite y vestidor, dos dormitorios secundarios y un baño adicional, todos abriéndose al jardín exterior.

El diseño volumétrico de la vivienda juega con alturas variadas: un volumen central alto y macizo, revestido en ladrillo visto, contrasta con dos volúmenes laterales más bajos que presentan ventanales estratégicamente colocados en su parte superior permitiendo que la luz ingrese al interior. Una elegante viga de acero recorre el perímetro, en una forma de cinta que une y define los espacios arquitectónicos.

Las terminaciones interiores complementan el enfoque materialista del diseño con techos de hormigón visto, paredes blancas, solados de cemento alisado y ventanales de doble vidrio hermético, que garantizan una experiencia de vida luminosa, energéticamente eficiente y confortable.

Esta residencia no solo es un refugio de modernidad y confort, sino también una manifestación palpable de la armonía entre la estructura y el paisaje, la luz y la sombra, el interior y el exterior.